La ACdP recuerda a tres de sus mártires
6 de noviembre de 2024
Como cada 6 noviembre, la Iglesia celebra, con rango de memoria obligatoria, a 2.053 mártires de la persecución religiosa más cruenta de la historia, la del siglo XX en España. Se trata de multitud de santos y beatos, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos, que dieron testimonio supremo de Amor a Cristo, martirizados por el odio a la fe en España, entre 1931 y 1939. Entre ellos se encuentran tres personas vinculadas a la ACdP como socios o consiliarios: el Beato Luis Belda, el Beato Ricardo Pla y el Beato Miguel Vilatimó.
El Beato Luis Belda nació en Palma de Mallorca en el seno de una familia muy católica. Se casó con Josefina Alberti, hermana del poeta Rafael Alberti, y se estableció en Almería donde abrió su despacho de abogados y crió a sus seis hijos. En 1934 fue cofundador y secretario del Centro de la Asociación Católica de Propagandistas en Almería, desde donde organizó una Escuela Social Obrera. A menudo recorría los pueblos de la provincia en actos de apostolado católico-social, o escribía artículos de temática social y religiosa.
Su condición pública de católico implicado en la sociedad civil enseguida le colocó en el punto de mira de las autoridades políticas y los movimientos anticlericales de la época. Entre julio y agosto de 1936, le quitaron su título de Abogado del Estado y su casa. Posteriormente fue detenido y encarcelado, para morir mártir de la fe, ametrallado junto a 22 compañeros a la edad de 35 años.
Para conocer más de su biografía la Asociación editó un folleto que profundiza en los entresijos de una vida ejemplar.
El Beato Ricardo Plá Espí nació en Agullent (Valencia). Estudió en el seminario de la capital del Turia, se doctoró en Filosofía, Teología y Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, y fue ordenado sacerdote en 1922 por el arzobispo Reig y Casanova. Cuando monseñor Enrique Reig fue creado cardenal y nombrado arzobispo de Toledo, se llevó consigo a Ricardo Plá como secretario, y allí fue nombrado consiliario del Centro de Toledo de la ACdP.
La mañana del 30 de julio de 1936, un grupo de milicianos irrumpió en su casa, se lo llevó al Paseo del Tránsito y allí lo fusilaron, dándole un tiro de gracia en la frente y otro en el costado. El 28 de octubre de 2007 Benedicto XVI lo elevó a los altares.
El siervo de Dios Miguel Vilatimó Costa nació en Vic (Barcelona). Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario de su ciudad natal y fue ordenado presbítero en 1913. En 1928 fue nombrado canónigo de la Catedral de Tarragona y también profesor de filosofía del Seminario. Era un buen defensor de la Iglesia con sus artículos en el periódico local La Cruz, en las revistas Analecta Sacra Tarraconense, Cataluña Social y otros.
Al estallar la revuelta de julio de 1936 dijo: «Ya nos podemos preparar, puesto recaerá todo sobre nosotros y la religión.». En aquellos convulsos momentos se distinguió por seguir atendiendo sus obligaciones apostólicas con valentía y arrojo. El día 26 de julio fue fusilado en la carretera de Reus junto al también sacerdote Pablo Roselló.
Otros dos mártires de aquella cruenta persecución, vinculados a la ACdP, fueron Luis Campos Górriz y Alfonso Sebastiá Viñals (ambos fusilados en el término municipal de Paterna, Valencia), cuya festividad la Iglesia fijó el 22 de septiembre.
De nuestros Beatos mártires rogamos su intercesión y ayuda, muy necesaria para los momentos que atravesamos en la actualidad, con el recuerdo agradecido de su testimonio que anima nuestra Fe, para vivir el Amor de Dios hasta el extremo de dar la vida por Cristo perdonando a sus verdugos.
Oración: Dios, Padre nuestro, que a los mártires, con la ayuda de la Madre de Dios, los llevaste por tu Gracia a la imitación de Cristo hasta el derramamiento de la sangre, concédenos, por su ejemplo e intercesión, confesar la Fe con fortaleza, de palabra y de obra. Por nuestro Señor Jesucristo. AMÉN
El Secretariado Nacional de Causas de Canonización de la ACdP se encarga de estudiar e impulsar las causas de beatificación y canonización de los muchos propagandistas que a lo largo de la historia de la Asociación han consagrado ejemplarmente su vida a Dios y al prójimo a través de su fe.