Emoción y memoria en Santiago: el documental “Esta es una historia real” conmueve al público
30 de octubre de 2025
Ayer se presentó en Santiago de Compostela el documental Esta es una historia real, dirigido por Iñaki Arteta y producido por CEU-CEFAS con financiación de la Comunidad de Madrid. La presentación corrió a cargo del grupo local de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), y fue un miembro del mismo quien introdujo a la protagonista del acto, María San Gil, compañera del político vasco Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA, destacando su “valentía, compromiso y ejemplaridad” así como, según las propias palabras de la ponente, la necesidad de despertar conciencias a través de una educación que ofrezca un “correcto relato de los hechos que distinga entre víctimas y verdugos”, especialmente en el contexto del terrorismo que ha marcado la historia reciente de España.
El documental dejó “el corazón en un puño” a los asistentes, que participaron luego en un coloquio cargado de emoción y reflexión. Se escucharon testimonios como el de un octogenario que pidió perdón por no haber comprendido antes el dolor causado por el terrorismo, o el de otro participante que recordó cómo algunos estudiantes vascos de la universidad compostelana de aquellos años de plomo, celebraban los asesinatos de ETA, lo que evidenciaba “la enfermedad de esa sociedad vasca”, que tan patente quedó en el relato de los hechos del reportaje. Otro de los momentos destacados, que mereció un aplauso del público y de la propia María, fue cuando un asistente informó que, aún sin apoyo institucional, un grupo de ciudadanos realiza cada año un homenaje al primer asesinado por ETA: el guardia civil gallego José Antonio Pardines y él mismo también planteó la pregunta sobre qué partido político consideraba San Gil que apoya hoy, con mayor claridad, a las víctimas del terrorismo a lo que respondió que más allá de siglas, lo urgente para poder revertir la situación es “la unión de la oposición, buscando los puntos comunes y no las diferencias”.
También se plantearon preguntas sobre el papel de la Iglesia vasca en aquellos años y se abordaron cuestiones relevantes como el perdón y la pérdida ininterrumpida de la referencia de Dios en la sociedad española destacando, precisamente , la entereza y serenidad de la ponente. María San Gil cerró el acto con un mensaje dirigido a los jóvenes allí presentes: “Sed valientes, no lo tenéis fácil, pero no tengáis miedo a defender aquello en lo que creéis”.

