V Jornadas de Católicos y Vida Pública de Málaga
11 de septiembre de 2020
Las V Jornadas Católicos y Vida Pública de Málaga tuvieron lugar el día 16 de mayo, centradas en esta edición en ‘La obra social del cardenal Herrera Oria’, puesto que este año se conmemora el cincuenta aniversario de la creación de don Ángel como príncipe de la Iglesia por el beato Pablo VI. La inauguración corrió a cargo del secretario nacional para la Nueva Evangelización y director de las Jornadas Católicos y Vida Pública, Juan Caamaño Aramburu; el secretario general de la Asociación, Antonio Rendón-Luna y de Dueñas y el vicario episcopal para la Promoción de la Fe de la Diócesis de Málaga, Antonio Collado Rodríguez.
Señaló Juan Caamaño, que intervino en primer lugar, que “si siempre es una gran satisfacción estar en Málaga, lo es todavía más en esta ocasión por el hecho de que las Jornadas estén dedicadas a la labor social del siervo de Dios y por poder escuchar los testimonios de los participantes, que tuvieron ocasión de poder colaborar estrechamente con él y que van a compartir sus experiencias con todos nosotros”. Por su parte, Antonio Rendón-Luna, transmitió a todos los presentes el saludo del presidente, Carlos Romero Caramelo, que no pudo asistir a este evento. En primer lugar, agradeció a los propagandistas del Centro de Málaga, con su secretaria local, Remedios Martín Lorenzo, a la cabeza, la organización de las Jornadas y tuvo un recuerdo cariñoso para la socia Elena Moreno López, recientemente fallecida y que durante años, “mantuvo viva en Málaga la llama de la ACdP”. El secretario general se felicitó por la decisión de dedicar las Jornadas la figura de Herrera Oria, “un hombre cuya vida fue un esfuerzo constante por desarrollar la conciencia social de todos los españoles con el fin de crear una sociedad más justa y mas conforme a los planes de Dios”. Añadió que “con él, el catolicismo social español entró en el siglo XX. Si entonces fue un adelantado a su tiempo, hoy en día su pensamiento sigue gozando de una envidiable juventud”.
El acto de inauguración concluyó con las palabras de Antonio Collado, que trasladó a todos el saludo del obispo de la Diócesis, monseñor Jesús Catalá y que, además, comentó que “la huella del cardenal sigue estando muy presente en la Diócesis de Málaga, sobre todo en las obras que fundó y que aún siguen en pie en campos tan diversos como la formación para la vida pública, la educación o el campo social”. Asimismo, dio las gracias a la ACdP por “ayudarnos a profundizar en esta herencia que enriquece la vida cristiana de Málaga”.
Don Ángel y la justicia social
La primera de las conferencias, titulada ‘Ángel Herrera Oria y la justicia social’, estuvo a cargo del consejero local del Centro de Madrid, Luis Sánchez de Movellán de la Riva, que fue presentado por el socio de Málaga, Gregorio Piñero Sáenz. El ponente recordó a los presentes, de forma sintética, los principales hitos en la vida del siervo de Dios, enmarcando su figura en la Generación del 14, “una de las más lúcidas y brillantes de la historia de España” y calificándole de “una de las figuras más importantes del catolicismo social en nuestro país”.
Repasó a continuación sus decisivas intervenciones como seglar en la fundación con el padre Ángel Ayala de la, por entonces, Asociación Católica Nacional de Jóvenes Propagandistas, hoy ACdP; en el relanzamiento del diario El Debate y la constitución de la Editorial Católica; la creación de las Confederaciones Nacionales Católico Agraria y de Estudiantes Católicos, el Instituto Social Obrero, el partido Acción Nacional (luego, Acción Popular y embrión de la CEDA) y en el desarrollo de la Acción Católica Española. No se olvidó tampoco de su labor como prelado, con la puesta en marcha de la Biblioteca de Autores Cristiano, el Instituto Social León XIII, el Colegio Mayor Pío XII y la escuela de Ciudadanía Cristiana, hoy agrupados en la Fundación Pablo VI. Eso sí, se reservó, para exponer más detalladamente a continuación, los grandes logros de la labor social de don Ángel como sacerdote en Santander y como obispo en Málaga.
Abrió esta parte de su conferencia con una frase emblemática de Herrera Oria: “en el fondo, la causa de nuestros males nace de la desigualdad social”, una cuestión que, en buena medida, fue uno de los ejes en los que pivotó la vida del cardenal y que le granjeó no pocas enemistades y tensiones con el Régimen: “no tanto con Francisco Franco, que siempre entendió sus razones y apoyó sus iniciativas para los más desfavorecidos, como con los altos cargos del sector falangista”. Recordó también en este sentido, que cuando le fue encomendada la Diócesis de Málaga al siervo de Dios, el diario Arriba, perteneciente al Movimiento, le denominó “el obispo rojo”.
En esta etapa, el papel de la Iglesia, que gozaba de gran influencia, “resultaba incómodo al régimen; no hay que olvidar que en el seno de la Iglesia surgen las Hermandades Obreras de Acción Católica e incluso el sindicato Comisiones Obreras”. Sin embargo, no tuvo reparos en echar mano de miembros destacados de la ACdP para, por ejemplo, “negociar el Concordato con la Santa Sede y conseguir la apertura internacional de España. La presencia de algunos de ellos en las altas instancias del Estado, supuso una gran ayuda para don Ángel a la hora de que el régimen tolerara las actividades del Instituto Social León XIII o el Centro de Estudios Sociales del Valle de los Caídos, que no acababan de ser bien vistas. No había marcha atrás, don Ángel ya se había marcado el objetivo de instalar la Doctrina Social de la Iglesia en el autodenominado estado católico español”.
En lo tocante a su trabajo durante siete años como coadjutor de la parroquia de Santa Lucía de Santander, explicó Sánchez de Movellán, que, “al margen de sus multitudinaria homilías dominicales y míticas tandas de Ejercicios Espirituales ignacianos”, realizó una gran labor social con los pescadores de Puerto Chico, “a los que consiguió realojar en un nuevo poblado pesquero situado en Maliaño con la ayuda de las Hermanas Mercedarias de la Caridad y los sacerdotes Abreu, Bravo Picó. También creó la Escuela de Aprendices, (hoy, IES Alberto Picó) la Escuela Social Sacerdotal y los Cursos de Verano en el Colegio Cántabro y formó un grupo de jóvenes que se reunían en su casa y del que saldrían propagandistas tan destacados como Alfonso Osorio García y Eduardo Carriles Galarraga”. Menos conocida fue su labor como capellán de la cárcel de Santander y del penal de Santoña, “consiguiendo indultos y conmutaciones de penas de muerte y realizando una destacada labor pastoral con los internos”.
Ya centrándose en Santander, el conferenciante recordó su entrada triunfal en la diócesis el 12 de octubre de 1947. Ya entonces y sin conocer aún la cruda realidad de la provincia, señaló que, entre sus principales objetivos, esta “la promoción de la Doctrina Social de la Iglesia a la luz del pensamiento pontificio. Esta será una de mis más graves ocupaciones”. Málaga había visto como durante la Guerra Civil eran incendiadas 36 iglesias y conventos y eran asesinados la práctica totalidad de los sacerdotes y religiosos. La desigualdad social era enorme, el índice de analfabetismo superaba el 70%, las condiciones de vida de campesinos y pescadores eran más que precarias… “Esa visión, ese shock, radicalizó su pensamiento, como se pone de manifiesto en sus discursos posteriores y su labor social”. Don Ángel consiguió el apoyo de Franco para un plan integral destinado a erradicar el analfabetismo de la diócesis. Formó maestras y maestros y fundó hasta 250 escuelas-capilla. También puso en marcha la Asociación de Agricultores Pío XI y levantó barriadas enteras para los más necesitados, como Carranque”.
Terminó Luis Sánchez de Movellán recordando una cita del cardenal, que en una conversación con el propagandista Federico Silva Muñoz, afirmó en relación con la labor social de los cristianos que “a la vida pública se va como a la Cruz. Se sube desnudo y se baja desnudo”.
La obra social en Málaga
Tras un receso, las Jornadas continuaron con la mesa redonda titulada ‘La obra social del cardenal Herrera Oria en Málaga’, moderada por Gregorio Piñero. La primera persona en tomar la palabra fue Dori Ruiz-Gavilán Lopera, trabajadora social en las escuelas capilla, que dedicó su intervención en los centros de desarrollo social con los que don Ángel quería complementar las escuelas. “Mandó a dos sacerdotes a formarse a Italia y varias de nosotras nos preparamos para esta misión. La idea del siervo de Dios era que en cada centro hubiera una maestra, una asistente social y una enfermera. Finalmente, este proyecto no acabó de consolidarse. Pero, quiero decir que, en el caso del centro de Colmenarejo, se consiguió, además de prestar el servicio social, montar un teleclub, que llegaran la electricidad y el agua al poblado a pesar de los obstáculos de todo tipo que pusieron los terratenientes, organizar charlas con graduados sociales sobre los contratos de trabajo –que estaba prohibidas por las autoridades-, obtener cemento a buen precio para reformar las chozas, autogestionar las ayudas, etc. Poca gente sabe que aquí comenzaron a funcionar, por primera vez en España, las asociaciones de vecinos”.
El periodista de la Cadena COPE, Antonio Guadamuro Domínguez, reciente Premio de Periodismo Cardenal Herrera Oria, se refirió a la importancia que para don Ángel tenía la palabra –“más que una vocación, una auténtica obsesión”- y que se plasmó en su labor como periodista durante toda su vida, sobre todo de laico, y en sus multitudinarias homilías dominicales en la Catedral –“en las que no leía ni una línea”, retransmitidas por la emisora de Radio Nacional de España. En cuanto a su relación con el mundo obrero, Guadamuro la calificó de “pasión” y comentó que “fue él quien promovió la creación de la Cofradía de Nuestro Padre del Asentimiento, conocida como la de los trabajadores”. También impulsó la Escuela de Formación Profesional, que bendijo personalmente, y promovió la tómbola de caridad de la Plaza de la Constitución cada 8 de diciembre. Su intervención finalizó con la emisión de un fragmento de una de las homilías del cardenal, que emocionó a los presentes.
Cerró la mesa redonda el canónigo de la Catedral y estrecho colaborador de don Ángel en la obra de las escuelas-capilla rurales, Francisco García Mota. Aprovechó su discurso para completar algunos datos de las intervenciones precedentes, añadiendo algunas otras obras del cardenal al largo listado ya relatado, como las barriadas del 26 de febrero, la Palma, la Palmilla y de San Vicente de Paul, el apostolado del mar, la Escuela Social Sacerdotal, la Fundación Santa María de la Victoria (hoy, Fundación Victoria), etc. En cuanto al proyecto educativo de Herrera Oria comentó, “que era totalizador. Por eso, cuando tomo conciencia de la situación de analfabetismo que había en su diócesis, le dolió en lo más profundo y quiso resolverlo. El insistía siempre en que el pueblo tiene derecho a la educación elemental, profesional, técnica y, si hay capacidad, a la universitaria”. Señaló también que don Ángel hacía mucho hincapié en que “ha que educar al pueblo para que, en primer lugar, cree el pan y, en segundo término, para que lo administre bien y sea capaz de administrarse a sí mismo, porque de esta manera se eleva toda la sociedad”. A partir de ahí, explicó con detalle cómo se articuló el proyecto formativo: “antes de nada, creo cuatro escuelas de magisterio con la ayuda de las teresianas y las franciscanas y, paralelamente se fueron levantando las escuelas-capilla rurales. También creó varios colegios menores con residencia para que pudieran estudiar Bachillerato y Formación Profesional los alumnos más capacitados”.
El proyecto cultural de Herrera Oria
Tras el almuerzo, tuvo lugar la tercera y última sesión de las Jornadas, protagonizada por la conferencia del doctor José María Peña González, titulada ‘Las empresas intelectuales de Ángel Herrera: a la sociedad por la cultura’ y presentada por el propagandista Raúl Fenollosa Amposta.
El que fuera catedrático de Derecho Constitucional y vicerrector de la Universidad CEU San Pablo y director del Instituto de Humanidades Ángel Ayala, comenzó remarcando que “en la mente de todos está la creencia de que hoy en día vivimos unos momentos difíciles y complicados… Pues hagan el favor de imaginar los que vivió Ángel Herrera Oria a lo largo de su vida”. Así, explicó a grandes trazos cuáles eran las dificultades que atravesaba nuestro país en aquellos momentos en los que comentó su actividad en la vida pública: cambios constantes de gobierno, un serio problema separatista con Cataluña, un anarquismo creciente, el conflicto con Marruecos, las sangrantes desigualdades sociales, el alarmante analfabetismo, etc.
A juicio del ponente, “Herrera fue el inventor de la Doctrina Social de la Iglesia en España, que promovió en todo momento a lo largo de su vida y que aplicó durante su labor como obispo de Málaga”. Para ello contó siempre con la ayuda de un importantísimo instrumento en cuya fundación él había participado de forma destacada: la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y sus hombres.
LA ACdP supo crear herramientas de gran eficacia como el diario El Debate, “un órgano de prensa de extraordinaria importancia a la hora de orientar a la opinión pública”. Sobre esa piedra su edificaría la Editorial Católica con su cadena de periódicos, su agencia de noticias, sus revistas y su Escuela de Periodismo: “don Ángel fue capaz de montar un trust de prensa que sobrepasó a todos los demás, muy por encima de los de las familias Urgoiti y Luca de Tena”. Junto a la prensa, explicó, el siervo de Dios fundó el Centro de Estudios Universitarios (CEU), “la obra genial de un hombre capaz de adelantarse a los acontecimientos y de crear una institución capaz de formar a un elenco de hombres capaces de obtener por oposición las principales plazas en la administración pública. Esa fue la primera tarea del CEU, junto con las cátedras, que bien podrían ser hoy en día los másteres y la Facultad Libre de Derecho”. A modo de anécdota relató que en la sede de la calle de Alonso XI don Ángel puso en marcha la pensión Elías, “antecedente –dijo- del Colegio Mayor de San Pablo”.
Peña terminó diciendo que “desafortunadamente, Herrera Oria no vio el esplendor actual del CEU con tres universidades, diez colegios y tantos otros centros formativos, pero por fortuna, tampoco asistió al triste final de la Editorial Católica”.
Las Jornadas terminaron con dos breves intervenciones de agradecimiento de Juan Caamaño y de Antonio Rendón-Luna. Este encomendó a los presentes y a la ACdP a la intercesión de san Pablo y de Nuestra Señora de la Victoria, patrona de la ciudad de Málaga, a la que tanta devoción profesó don Ángel en sus años como obispo. Como epílogo, al día siguiente, el domingo 17 de mayo, se celebró una Eucaristía en la Catedral de Málaga, organizada por la secretaria y vicesecretaria locales, Remedios Martín Lorenzo y Silveria González Amorena, respectivamente.