Tolkien, Chesterton y Lewis fascinan en Barcelona: tres faros de luz para un mundo en «crisis existencial»
20 de octubre de 2025
- El 4º Congreso Internacional «Fe, Arte y Mito» celebró el pasado fin de semana el legado espiritual de los autores de El señor de los anillos o Las crónicas de Narnia.
En El Debate, por Guillermo Altarriba
Cuando C. S. Lewis escribió la primera novela de Las Crónicas de Narnia, se la dedicó a su ahijada, Lucy. «Cuando la empecé –le decía en la dedicatoria– no me di cuenta de que las niñas crecen más rápido que los libros», y lamentaba que en aquel momento la joven ya era demasiado mayor para los cuentos de hadas. «Pero –continuaba– algún día serás lo suficientemente mayor para empezar a leer cuentos de hadas de nuevo».
El pasado viernes, la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona (UAO) recuperó esta anécdota en el marco del 4º Congreso Internacional «Fe, Arte y Mito», que se celebró hasta el domingo en la capital catalana y que estuvo dedicado a tres titanes de la literatura: el citado Lewis compartió protagonismo con el autor de El señor de los anillos, J. R. R. Tolkien, y el de –entre muchas otras obras maestras– El hombre eterno, G. K. Chesterton.
Fue una cita intelectual que celebró su primera edición fuera de Argentina y que en esta ocasión contó con la colaboración de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala. El objetivo fue crear un «refugio formativo» –según explicaba el presidente de la Asociación Fe, Arte y Mito Argentina, Juan Tomás Widow, a El Debate– que pusiera de relieve cómo la fe cristiana de estos tres genios literarios sigue siendo relevante hoy.
Literatura «providencial»
«A menudo se lee a estos autores desde una óptica woke, ignorando el fundamento cristiano de sus obras», lamentó la profesora de la UAO Teresa Pueyo, una de las impulsoras del evento, en el arranque del congreso. Como antídoto a esta carencia, el encuentro reunió a primeras figuras como José Ramón Ayllón o Enrique García-Máiquez.
Al entrar en la sala, una mesa llena de libros y galletas élficas daba la bienvenida a los más de 150 participantes, mayoritariamente jóvenes. El profesor de la Universidad CEU Fernando III José María Contreras ofreció una de las claves de lectura del fenómeno.

Hablando de Chesterton –aunque también aplicable a Lewis y Tolkien–, el columnista de El Debate subrayó que es «providencial», porque «el tuétano de su cosmovisión nos viene pintiparado en el momento presente», ya que «nuestro mundo lleva andando a tientas desde que empezó la modernidad».
Fue una idea en la que ahondó Widow en una mesa redonda posterior: «Seguimos en una época donde está en auge un bajón anímico social muy grande, una constante crisis existencial, y estos autores vienen a levantar la mirada, a demostrar que se puede luchar por lo noble y lo heroico», señaló.
Hallazgos élficos
En ese marco se sucedieron los hallazgos. «Chesterton, como Obélix, cayó en la marmita del tomismo cuando era pequeño», bromeó Contreras, mientras que Ayllón parafraseó una de las obras menos conocidas de este autor, Breve historia de Inglaterra: «Los monasterios son la flota de submarinos que salvó Europa, atesoraron el mejor legado de Grecia y Roma durante las invasiones», recordó, insistiendo: «La vanguardia de la civilización han sido los claustros».
Los compases iniciales del congreso dejaron también, entre muchas otras perlas, reflexiones sobre la lectura –al hilo de la reciente polémica viral de María Pombo, José María Forment citó la idea de Lewis de que no hay obras buenas y malas, sino buenos y malos lectores– o sobre el vínculo de Tolkien y Cicerón.
«Me gusta mucho Gandalf porque se parece a un cura: me gusta ver en él a un misionero», celebró el sacerdote y autor de Un camino para liberarnos a todos, Patxi Bronchalo, después de que el profesor de la Universidad CEU San Pablo Ignacio Saavedra interpretase con el arpa la canción de Sam en Cirith Ungol. Momentos memorables de una primera jornada que tuvo continuidad el sábado y el domingo.

