El centro de Bilbao celebra Ejercicios Espirituales en Loyola
10 de octubre de 2025
- El Centro de la ACdP de Bilbao celebró del 25 al 28 de septiembre una nueva tanda de Ejercicios Espirituales en la Casa de Espiritualidad del Santuario de Loyola, bajo el lema “Con corazón abierto, a la llamada de Cristo”.
El lugar elegido no podía ser más simbólico: Loyola, cuna de San Ignacio, maestro de discernimiento y referente espiritual desde los orígenes de la Asociación Católica de Propagandistas. Allí, los participantes se reunieron movidos por la vocación propagandista y la certeza de que todo tiene un principio divino.
Durante las jornadas, se vivió un clima de silencio, oración y reflexión, propio del método ignaciano, para abrir mente y corazón a la acción de la gracia y reconocer la misión personal que Dios confía a cada uno. Los asistentes profundizaron en el Principio y Fundamento de San Ignacio, enfrentando las grandes preguntas que —como recordaba el Papa Francisco— marcan el rumbo de toda existencia: “¿Quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿cuál es el sentido de mi vida?”.

En este camino de discernimiento, la misericordia y la conversión ocuparon un lugar central. Los ejercicios invitaron a dejar atrás los miedos, reconocer el pecado a la luz del amor de Dios -como decía Santa Teresa, “los pecados más abominables son una gota en el océano de la misericordia de Dios”- y renovar el compromiso con la santidad como vocación universal.
El encuentro también puso la mirada en el mundo actual, muchas veces alejado de Dios, para recordar la urgencia de volver al Corazón de Cristo como fuente de unidad, consuelo y esperanza. María, corredentora desde el inicio, tuvo una presencia especial a lo largo de las jornadas. Cada tarde, los participantes rezaron el Santo Rosario ante su imagen en los jardines del santuario, en un gesto de gratitud y confianza filial.
La experiencia culminó con una invitación a la acción de gracias: reconocer los dones recibidos y responder con amor al Amor de Dios. En palabras de los asistentes, Loyola volvió a ser “un espacio de encuentro interior, donde el Señor habla desde su corazón al nuestro y nos enseña a vivir desde Él”.

