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Cádiz reflexiona sobre fe, cultura y política en las Jornadas de Católicos y Vida Pública
11 de abril de 2025
Durante dos días, el centro histórico de Cádiz se convirtió en espacio de reflexión, encuentro y compromiso en el marco de las Jornadas de Católicos y Vida Pública, una cita que volvió a reunir a fieles, intelectuales y ciudadanos con vocación transformadora. El Salón de Actos de Cajasol fue el escenario que albergó las distintas intervenciones, con una asistencia comprometida que, pese al levante gaditano, demostró que la inquietud cultural y espiritual sigue viva.
Las Jornadas dieron comienzo con un acto inaugural que contó con la participación del obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, quien animó a los presentes a vivir con coherencia la fe en todos los ámbitos de la vida pública. A continuación, tomó la palabra María San Gil, directora del Congreso Católicos y Vida Pública, quien subrayó la necesidad de no ceder ante las imposiciones culturales del relativismo. Cerró el turno de intervenciones iniciales el secretario del Centro de Cádiz de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), Rodrigo Sánchez Ger, quien agradeció la presencia de los asistentes y destacó la importancia de crear espacios de reflexión compartida para los católicos en la vida pública.




La tarde del lunes 7 de abril tuvo lugar una de las conferencias más esperadas, a cargo de Joaquín María Campos Rosa, catedrático de Química Farmacéutica de la Universidad de Granada. Con un enfoque riguroso y divulgativo, el profesor Campos abordó la cuestión “¿Son compatibles la fe y la ciencia?”, desgranando a lo largo de su exposición los fundamentos científicos que, lejos de contradecir la fe, apuntalan una visión trascendente del universo.
Partiendo de los orígenes del cosmos y la teoría del Big Bang -propuesta por un sacerdote católico, Georges Lemaître-, Campos expuso con detalle las evidencias del ajuste fino del universo, el desarrollo de la vida desde la química orgánica y el papel del ADN, así como la dimensión estética de la belleza en la ciencia. “Dios no es demostrable, pero la ciencia ofrece indicios racionales que abren a la trascendencia”, afirmó el profesor. Para concluir, subrayó que “la fe y la razón son las dos alas que elevan al hombre hacia la verdad”, recogiendo las palabras de san Juan Pablo II. La conferencia, que combinó profundidad teológica, historia de la ciencia y anécdotas personales, fue largamente ovacionada por el público.


La cultura como campo de batalla
La sesión principal estuvo protagonizada por el profesor y rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera Oria Higinio Marín, quien ofreció una conferencia bajo el título “La ciudad de los hombres. La secularización debida”. En una intervención extensa, profunda y articulada en cuatro grandes bloques, el pensador defendió la idea de que los cristianos no deben replegarse ni caer en la resignación: “Las sociedades humanas son habitables por Dios”, afirmó con firmeza, desmontando la visión negativa heredada de una lectura parcial de San Agustín.
Marín reivindicó una secularización sana, que no elimine la trascendencia ni sustituya el sentido espiritual por una fe laica en la utopía. Con su característico estilo claro y ameno, denunció las derivas totalitarias de quienes prometen erradicar el mal en la historia: “Toda propuesta que quiera eliminar el mal completamente acaba generando el infierno en la tierra”. Defendió también la necesidad de la ley como camino para la libertad verdadera, recordando que “solo se puede ser libre en relación a una norma”.



En este contexto, Marín propuso una visión de la democracia compatible con la fe: una sociedad abierta, consciente de que el mal no desaparecerá del todo, pero en la que es posible vivir con justicia, dignidad y libertad. “La libertad necesita ley, y el Estado debe ser subsidiario tanto en lo vertical como en lo horizontal. Debe respetar las comunidades, las costumbres, la historia y las personas”, explicó, abriendo un campo fecundo para el debate sobre el papel del cristianismo en las sociedades modernas.
Clausura: una llamada a la esperanza activa
El acto de clausura sirvió para condensar el espíritu de estas jornadas. El consiliario del centro, Manuel de la Fuente, cerró con una invocación a la convivencia y al respeto mutuo: “Hay que saber vivir en una ciudad con límites, sí, pero también con puertas abiertas”. La metáfora de Cádiz, rodeada de mar, sirvió como imagen final de unas jornadas que, lejos de concluir, abren camino a una presencia cristiana renovada, activa y esperanzada en la vida pública.