
José Luis Gutiérrez, gaditano ilustre, persona coherente, consecuente y comprometida
20 de enero de 2021
Carta de Alfredo Mayorga Manrique en homenaje a la figura de José Luis Gutiérrez García, que será nombrado ‘Doctor Honoris Causa’ por la Universidad CEU San Pablo.
Ejemplo a seguir por todos nosotros, nació, o más bien le nacieron, como diría Unamuno, en Cádiz, en mayo de 1922.
Educado en su infancia en el colegio de los Marianistas de San Felipe Neri, en su ciudad natal, donde fue un alumno ejemplar que propició que posteriormente su cultura y formación moral y ética fuese de alta calidad.
Posteriormente recaló en Madrid donde se vinculó, de modo comprometido, a la Asociación Católica de Propagandistas y a sus Obras, de modo especial a aquellas que hacen relación a los medios de comunicación social.
Formó parte de los muchos trabajadores responsables y competentes del periódico YA, hermano pequeño de El Debate.
El YA había aparecido como periódico de la tarde el 14 de enero de 1935 en la fase final de la Segunda República. Tenía que asumir una dura competencia con múltiples periódicos, entre ellos: ABC, La Época, Heraldo de Madrid, El Sol e Informaciones.
Tuvo ocho directores durante sus primeros cincuenta años de vida, de 1935 a 1985. De todos sus directores justo es mencionar, por su trayectoria profesional, al primero de ellos: Vicente Gállego Castro así como a Aquilino Morcillo Herrera y al toledano Alejandro Fernández Pombo, director del periódico entre 1974 y 1980. Años de la transición política. Fernández Pombo había nacido en Mora (Toledo). Tuvo un papel principal en la difusión y cobertura de “los tácitos” ya que estos tuvieron una favorable acogida en las páginas del periódico. Había dirigido el periódico de los jóvenes de Acción Católica, el añorado y recordado SIGNO y fundó, a su vez, el Aula Jovellanos, centro de actividades culturales.
Recuerdo con virginal añoranza, las muchas veces que yo he pasado por el lugar donde estaba ubicado el citado periódico, calle Xiquena.
José Luis Gutiérrez ocupó puestos de responsabilidad en el citado periódico YA, en el Consejo de Administración y en la Junta de Gobierno y ello le permitió tener amistad con ilustres personalidades del mundo político y del mundo periodístico. De aquí nació su amistad con Alberto Martín Artajo, con su hermano Javier, con Sánchez de Muniain, con Nicolas González Ruiz y con un innumerable grupo de excelentes periodistas, así como con los máximos dirigentes de la ACdP, entre ellos los que ocuparon la presidencia de nuestra Asociación.
Años después José Luis pasó a dirigir la Biblioteca de Autores Católicos (BAC). Durante su época de director la biblioteca adquirió un gran prestigio, reconocido por toda la sociedad.
En el campo de la Asociación Católica de Propagandistas ocupó puestos de relevante importancia, pues siendo presidente de nuestra Asociación Alberto Martín Artajo Álvarez, siendo el cuarto de ellos, José Luis Gutiérrez pasó a ser Secretario General de nuestra asociación. Posteriormente, y durante largos periodos de tiempo, ha sido Consejero Nacional, Patrono de la Fundación “San Pablo CEU”, y en la actualidad sigue estando en plena actividad en nuestras obras. José Luis Gutiérrez estuvo al frente de la Cátedra Juan Pablo II del Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala.
Su prestigio le llevó a ocupar puestos en el Vaticano y con razón diría su gran amigo monseñor Montero Moreno, que fue arzobispo de Badajoz, que: “José Luis Gutiérrez es un católico todoterreno”. Coincido con dicha calificación.
José Luis Gutiérrez tiene escrito que nuestra Asociación utilizó como medio de divulgación y de apostolado primero la palabra hablada, posteriormente la palabra escrita y actualmente las obras que creó.
Sin embargo, siempre me ha llamado la atención el prestigio y la popularidad que ha tenido José Luis en nuestro mundo asociativo, y en las múltiples conversaciones que tuve con él, y con nuestro amigo común Antonio Rendón-Luna y de Dueñas, siempre me di cuenta de la amistad profunda que había tenido con aquellos propagandistas que habían ingresado en nuestra Asociación en una época, en la mayoría de ellos, coincidente con la suya.
Tal era el caso de José María Sánchez Ventura, aragonés, que sería alumno del Colegio Mayor San Pablo, y posteriormente el primer alumno que dirigió el citado centro educativo. José María Sánchez Ventura era notario de profesión y posteriormente ocupó la cartera de Justicia en el Gobierno.
Aragonés también, íntimo amigo de José Luis, fue el jurista Patricio Borobio, todo sencillez y humildad, así como el turolense Juan José Sánz Jarque, paisano de José Ibáñez Martín y de Pedro Laín Entralgo.
Sánz Jarque es catedrático de Derecho Agrario y de Derecho Civil y en su última época fue el primer rector de la Universidad de Ávila.
Y en esta cita de ilustres propagandistas, no podemos olvidar a Antonio Martínez Tomás, riojano, Interventor de Hacienda.
Todas las consideraciones que estamos haciendo nos llevan a recalar en la alegría que todos los propagandistas y todas las personas que han conocido y tratado a José Luis Gutiérrez sintamos en este momento al tener conocimiento del acuerdo del Patronato de la Universidad San Pablo-CEU que se pronunciaba a favor de que nuestro amigo José Luis fuese elegido “Doctor Honoris Causa” de la citada universidad San Pablo-CEU.
Aunque se trate de una consideración puramente anecdótica no puedo por menos de citar que la satisfacción y la alegría es total y absoluta no solo en el seno de la universidad sino también entre todos los propagandistas. Es preciso señalar que uno de nosotros ha estado durante mucho tiempo pendiente de que este hecho tuviera lugar. Nos estamos refiriendo a nuestro veterano propagandista Paco Rico.
Siempre he considerado que Francisco Rico Pérez es, sin duda alguna, un auténtico Quijote de nuestra Asociación. Viviendo con intensidad, con alegría o con pena, todos los avatares de nuestra vida personal y asociativa.
Como idealista al máximo está siempre en disposición propicia de enfrentarse a lanzaos con los molinos de viento o de, cual si de nuestro Hidalgo se tratase, dar consejos como los que recibió Sancho de su querido Quijote para poder gobernar con éxito la isla de Barataria, “deshaciendo entuertos y agravios”.
Conociendo, como conozco, la humildad de José Luis Gutiérrez no dudo que él haría suya la consideración que en un momento de parecidas circunstancias hiciese el genio alemán Goethe. Este nos diría:
“Dichoso aquel que recuerda a sus antepasados con agrado, que gustosamente habla de sus acciones y grandezas y que serenamente se alegra viendo al final de tan hermosa fila”.
Siempre he sido de la opinión de que la historia constituye un saber acumulado y que las instituciones se deben nutrir y sentir orgullosas no solo de los fines que persiguen, de las obras que acometen y de los resultados que obtienen, sino de un modo muy importante y principal de los hombres y mujeres que constituyen su entramado social y que, a la postre, son su mayor tesoro.
La alegría personal y asociativa que en este momento me gustaría transmitir viene ensombrecida, en cierto modo, por un deseo a cumplir y que constituye una constante preocupación en mi vida asociativa.
De forma reiterada he venido señalando en múltiples ocasiones que el gran tesoro que encierra nuestra Asociación, los fines que ha perseguido, que persigue y que siempre tenderá a conseguir, y los muchos e innumerables propagandistas y trabajadores de sus obras que tanto valor acumulan son en cierto modo desconocidos, tristemente, por muchos de nuestros alumnos, incluso profesores, y no digamos ya de familias y de la sociedad en general.
Ante este sentimiento mío no solo de tristeza sino también de la posibilidad de mejora hace que recuerde con admiración al historiador Jacobo Burchardt cuando decía:
“Cada generación recibe su pasado como un patrimonio. Puede encerrarse en él negándose a avanzar, grave error, puede interceder destruirlo volviendo a la nada, error todavía más grave. Pero puede emplearlo como un capital, la parábola de los talentos, y hacerlo fructificar”.
Este pensamiento del ilustre historiador debe constituir para todos nosotros un reto para descender al terreno de acciones concretas que trasladen la anterior cita a realidades concretas.
Amigo José Luis, me figuro que estarás pasando por momentos de particular satisfacción y alegría, alegría y satisfacción que será plena en tu familia y que todos nosotros estamos celebrando dicho acuerdo y dicha noticia, pero me gustaría que tu elección como doctor honoris causa nos haga abrir los ojos a todos nosotros y tratemos de esbozar un futuro programa de acción donde la cita del historiador a que hago referencia como anteriormente señalaba se convierta en realidad.
Enhorabuena.
Alfredo Mayorga Manrique