Nació en Valencia el 9 de abril de 1905, en el seno de una familia que pertenecía a la burguesía media valenciana de finales del siglo XIX. Su padre ingeniero militar abandonó una prometedora carrera en el Ejercito, para dedicarse a los negocios en la naciente industria valenciana de la electricidad al mismo tiempo que atendía a un buen patrimonio de tierras en Monserrat de Carlet. Curso los estudios del bachiller en la institución pública “Instituto Cavanilles”, teniendo como maestro entre otros, al conocido biólogo Francisco Beltrán y Bigorra, catedrático de Zoología y Botánica, quien habría de influenciar de modo muy importante su formación universitaria, orientándolo hacia los estudios biológicos y morfológicos. De ahí partiría su vocación hacia la medicina.
Comenzó los estudios de Medicina en el año 1920, en la que era la antigua Facultad en la calle Guillem de Castro, adjunta al Hospital Provincial con más de 500 años de existencia. Fue alumno interno por oposición de la Catedra de Histología y Anatomía Patológica que dirigía el profesor Juan Bartual Moret. Este era discípulo directo de Santiago Ramón y Cajal durante su estancia en Valencia. Desde el principio de sus estudios tuvo gran interés por la morfología por lo que, gracias a la mediación de Beltrán Bigorra, pidió y fue aceptado a trabajar en el laboratorio del Dr. Pio Rio-Hortega en Madrid, a donde se desplazaba, primero como estudiante de medicina en los meses de verano, y más tarde tras finalizar la carrera, de modo más continuo permaneciendo allí entre 1924 y 1927. El laboratorio de Histología Normal y Patológica de Rio-Hortega estaba situado en la “Residencia del Pinar” de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), en la planta baja del pabellón llamado “el trasatlántico”, adonde se había trasladado el laboratorio de D. Pio en 1920 tras su enfrentamiento con Ramon y Cajal. En la “Residencia del Pinar”, coincidió con grandes compañeros como el biólogo Salustia Alvarado, Isaac Costero, José Alberca y Francisco Ortiz Picón, compartiendo las experiencias de numerosos neurocientíficos que visitaban el laboratorio de Don Pío, como fue el caso de Wilder Penfield (1924). Aquel era un laboratorio humilde disponiendo tan solo un micrótomo de congelación y otro de parafina, dedicándose especialmente a las llamadas técnicas de impregnación argentina que había desarrollado Don Pio en la escuela de Cajal. El espacio era muy escaso y se disputaban amigablemente los bancos de trabajo disponibles.
En Madrid entabla relación con los círculos católicos especialmente con el grupo creado por el obispo Cardenal Herrera Oria, fundador de la naciente Asociación Católica de Propagandistas, que se interesaba especialmente por los círculos universitarios. Previamente, como estudiante de Medicina había pertenecido a los círculos católicos de Valencia en el llamado Centro Escolar y Mercantil que dirigía el padre Conejos.
En 1927, realizó estudios micrográficos sobre la lepra que presenta ante el Instituto Médico Valenciano, obteniendo el premio Röel de esta Institución. Leyó su tesis doctoral en 1928 en la Universidad Central y un año más tarde (1929) consigue, con la ayuda de Rio-Hortega, una beca de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) para acudir primero a París, a los laboratorios de Champy y Gustave Roussy, donde realiza numerosas investigaciones durante cerca de dos años, sobre el sistema retículo endotelial incorporando las técnicas agenticas que dominaba. A finales de 1930, es nuevamente becado por la JAE, trasladándose ahora a Berlín, donde asiste a la docencia en la Charite Krankenhaus con el profesor Rössle, investigando sobre técnicas de cultivos de células y tejidos en el Mohawitz Krankenhaus, bajo la dirección de Erdmann y de Rudoph Jaffe. Fue pionero en esta técnica y publicó el primer libro en castellano sobre esta nueva metodología de investigación de células cancerosas in vitro y los virus cancerosos, concretamente el virus del sarcoma de Rous del poyo.
En 1932, regresa de Alemania con la intención de hacer oposiciones a cátedra de la universidad. Estas primeras oposiciones le dejaron un mal gusto ya que su propio maestro don Pío no le prestó su apoyo cuando tenia dos votos positivos y solo el faltaba el suyo. Existía la consigna de no apoyar a especialistas que se reconocieran como católicos. El propio Rio Hortega le anima a ir a San Sebastián (Guipúzcoa) donde precisaban un patólogo con formación en técnicas biológicas para el poner en marcha el laboratorio del Hospital Civil San Antonio Abad. Allí, se trasladó tras contraer matrimonio con su novia valenciana Amparo Bosch Ariño, con la que mantenía relaciones desde hacia años, ella sería mi madre.
En el País Vasco se integra totalmente, participando en la vida científica y social vasca continuando su actividad como católico. Crea el grupo de Propagandistas en San Sebastián, siendo secretario del Centro de la ACN de P en 1933 y colaborando en el germen de las Conversaciones Católicas Internacionales de San Sebastián. También impulsó con un grupo de amigos la creación del Instituto Radio-Quirúrgico de Guipúzcoa, un hospital entonces sito en los altos de Aldaconea, que constituía uno de los primeros centros oncológicos de España. Dirige allí el servicio de Anatomía Patológica, iniciando una unidad de cancerología experimental, con un laboratorio de cultivo de tejidos, donde continua sus estudios sobre el virus del sarcoma de Rous. Una publicación señera de esa época fue la obra Explantaciones celulares: aportaciones al conocimiento de la célula normal y cancerosa, que de nuevo fue premiada por el Instituto Médico Valenciano. También en San Sebastián nacerían 5 de sus 8 hijos (Amparo, Antonio, María Victoria, María del Carmen y Manuel). Las tres siguientes nacerían en Valladolid (Pilar) y en Valencia (Cristina y María José). La guerra civil transcurre en San Sebastián. Se preparaba en julio de 1939, una reunión internacional de estudiantes católicos que tuvo que ser interrumpida por el inicio de la contienda.
Tras el final de la Guerra Civil, en 1940, el profesor Enríquez de Salamanca, decano de la Facultad de Medicina de Madrid le propuso hacerse cargo de la enseñanza de la Anatomía Patológica en la Universidad Central. Nos desplazamos toda la familia en 1941 a vivir a Madrid. Nuevas oposiciones fallidas en 1942 y por fin en una nueva convocatoria de cátedras universitarias, celebrada en 1943, consiguió la catedra de Facultad de Medicina en la Universidad de Valladolid donde permanecimos hasta septiembre de 1945. En Valladolid, terminó de poner a punto una nueva técnica histológica llamada del carbonato de plata hiperfuerte, junto con su profesor adjunto Vicente Jabonero. Esta técnica seria especialmente selectiva para la tinción del sistema nervioso periférico particularmente las fibras nerviosas del sistema simpático terminal, lo cual fue motivo de numerosas publicaciones científicas en alemán, que era el lenguaje científico de la época. En 1945, por concurso de traslado, pasa a desempeñar la catedra de Histología y Anatomía Patológica de su tierra natal, Valencia, donde también habían previamente trabajado el catedrático gaditano Luis Urtubey, así como Pio Rio-Hortega durante unos meses, antes de emigrar a Francia al finalizar la Guerra Civil.
Inicia la docencia de las asignaturas de Histología y Anatomía Patológica primero en la facultad de Medicina, situada en la calle de Guillén de Castro y en 1959 se traslada a los nuevos locales de la Facultad en las instalaciones de Valencia al Mar, hoy paseo de Blasco Ibáñez. En las nuevas instalaciones reinicia las investigaciones oncológicas creando el Servicio de Cancerología Experimental, como una sección del CSIC, en el que se desarrollaron bajo su dirección y hasta su jubilación en 1975, numerosos trabajos de investigación y una veintena de tesis doctorales. También impulsado por él, se crea un selecto grupo de jóvenes investigadores, médicos, biólogos y químicos, que efectuarían mas de 100 publicaciones científicas sobre temas básicos de cáncer, muchas de ellas en revistas internacionales con peer reviewer.
También instalado en su ciudad natal, donde acabaría su vida en 1997, se incorpora de nuevo a las actividades de la Asociación Católica de Propagandistas, desempeñando un relevante papel tanto a nivel local actuando muchos años como secretario, y como consejero Nacional, impulsando las actividades seglares católicas en la Universidad de Valencia. En 1956 se celebra el encuentro internacional de estudiantes católicos patrocinado por la ACN de P, que no había podido hacerse en San Sebastián años antes.
Otra faceta importante de su vida fue la lucha contra el cáncer desde un punto de vista medico y social. En 1956, junto con Tomás Trenor, quien fuera alcalde de Valencia. Él también se incorporo al Ayuntamiento de Valencia como teniente de alcalde durante varios años coincidiendo con la famosa riada del 1957. Ambos pusieron en marcha la Junta provincial del Cáncer, como parte de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Crea el primer Centro, en la comunidad valenciana, de diagnostico precoz del cáncer de mama y cuello uterino, siendo también este uno de los primeros centros de diagnóstico precoz del cáncer en España. Inicia la medicina oncológica domiciliaria del enfermo terminal con cáncer y subvenciona una unidad de tratamiento oncológico radioterápico con una bomba de cobalto en la Facultad de Medicina.
Cuando ya rozaba su jubilación en los años 70, al igual que hiciera en San Sebastián, llevará a cabo la construcción de un hospital monográfico oncológico en la ciudad de Valencia, el conocido Instituto Valenciano de Oncología (IVO), que ya en su inicio contaba con cerca de cien camas y que continua en nuestros días con una importante actividad asistencial e investigadora, habiéndose transformado, 40 años después, en un Hospital de referencia nacional y internacional en la lucha contra el cáncer.
Tras su jubilación continuó presidiendo la Fundación de este centro oncológico, manteniendo una producción científica y literaria hasta meses antes de su muerte, en 1997, a los 92 años de edad. Dejaría varias publicaciones sobre la morfo-patología del cáncer y dos libros recogiendo la historia de la AECC Nacional y de la provincia de Valencia. Esta es la historia resumida de una de las figuras mas señeras de la medicina valenciana del siglo pasado. Su pensamiento católico que ejerció como practicante seglar, su rigor como profesor universitario, su amor por la justicia, y su devoción por la familia y mujer Amparo, fueron las características mas relevantes de este ejemplar valenciano que siempre creyó en Dios y en España como nación, proyectada en una Europa unida. Su largo recorrido vital por tierras vascas, castellanas y levantinas, así como su amplia formación europea imprimieron en él una visión amplia y un carácter generoso que ha sido modelo a seguir y que recordaremos siempre.
Antonio LLOMBART BOSCH