GUTIÉRREZ OLLEROS, Luis. 1891 – Zaragoza, 18.III.1927. Médico.
«D. Luis Gutiérrez Olleros. El 18 de marzo ha muerto en Zaragoza el propagandista D. Luis Gutiérrez Olleros, víctima de una larga y penosa enfermedad, que sobrellevaba con ejemplar resignación cristiana. Transcribimos las palabras que estampó El Noticiero al dar la noticia de la muerte el excelente Propagandista: «Su piedad sólida y sincera, su formación -admirable formación de una inteligencia que, ávida de saber, no abandona nunca los cauces que le aseguran la posesión de la verdad -y la firmeza de su carácter, hacían de él, sin él creerlo, pues de su humildad lo era a toda prueba, un instrumento admirable para toda clase de obras. Y a muchas de ellas se dio con generosidad y con largueza. De su misma profesión de médico hizo un apostolado. Pero donde trabajó con todo fervor y todo el fuero que la juventud lleva consigo, donde su muerte deja un hueco difícil de llenar, fue en estas obras de juventud, formando en la vanguardia de la Acción Católica de Zaragoza».
Cuando se fundó el Centro de la Asociación C.N. de Propagandistas fue uno de los primeros que se alistaron, aunque su modestia le impidió recibir el distintivo la primera vez que el presidente, don Ángel Herrera, vino a imponerlas. Lo recibió en mayo último; pero hace años que debía ostentarlo. En las actas de los Círculos de Estudios y en la memoria de todos quedan muestras de su valer. Luego intervino en el despertar -ese primero y difícil momento (¡qué de recuerdos esto nos sugiere!)- de las Juventudes Católicas, siendo vicepresidente de la del Pilar hasta que la enfermedad le obligó a renunciar al cargo.
De la Buena Prensa era entusiasta. El Noticiero y El Debate eran sus ilusiones. Y como la Prensa, estimaba palanca importantísima también la enseñanza católica, la formación de enseñadores, empresas a las que ayudaba cuanto él podía.
Sus devociones eran muchas, pero queremos de ellas destacar su devoción a la Sagrada Eucaristía, manifestada en la Adoración Nocturna y en la Cofradía de Minerva, de la que era principal sostén. También su caridad, manifestada en as Conferencias de San Vicente de Paúl… Pero, ¿a qué recorrer sus virtudes eminentes, si las tuvo todas en tal grado?… Era un santo, sí. Como un santo vivió y como un santo murió resignado, sufrido, y sin querer en sus dolores ningún alivio ni otro confortante que el relato de la Pasión de Cristo, para así animarse a padecer. Hasta que, purificado por el sufrimiento, en la madrugada del domingo se durmió en el Señor».
El Sr. Gutiérrez Olleros tenía treinta y seis años de edad, y llevaba ocho en la Asociación, en la que ingresó el 22 de febrero de 1919. El boletín pide a todos los Propagandistas una plegaria especial por el alma del compañero muerto, y expresa al Centro de Zaragoza, y a la familia del Sr. Gutiérrez Olleros, en espacial a su viuda, a su hijito y a su madre, el más sentido pésame».
(Transcripción de su necrológica, publicada en el Boletín de la Asociación el 20 de marzo de 1927).
FUENTES: A.C.N.de P., 34 (20.III.1927), pág. 6.