ALABRÚS BRUÑOL, Miquel. Figueras (Gerona), 24.IX.1923 – 24.VII.1983. Empleado y escritor.
Hijo de Joan Bruñol Barbosa de Figueras y Rosa Bruñol Casadevall de l’Estela, de origen francés. El matrimonio tuvo varios hijos, pero sólo sobrevivió Miquel, casado con Francisca Iglesias Pallarés, de Gerona. Fruto de esa unión nacieron sus dos hijos, Rosa Mª y Luis. La madre, Rosa Bruñol, enviudó muy pronto. Con todas sus fuerzas luchó para llevar adelante a su único hijo, Miquel, en una época difícil. De convicciones muy católicas, Rosa Bruñol se esmeró para que su hijo pudiera tener estudios. Desde los cinco años, el pequeño Miquel ejerció de monaguillo en la parroquia de Sant Pere de Figueras a la vez que estudiaba en las Escuelas de San Pablo. Después de acabar el Comercio, a los 17 años empezó a trabajar en el despacho de la empresa eléctrica de Pablo Pagès hijo, empresa familiar que fue absorbida por FECSA (Fuerzas Eléctricas de Cataluña), ubicada en Gerona, donde finalmente Miquel Alabrús trabajó toda su vida.
El joven Miquel no tardó en demostrar dotes extraordinarias para escribir, así como gran facilidad de palabra. Conectó con otros jóvenes de la ciudad como Joan Guillamet, escritor y periodista, perteneciente como él a la ACNdP de Figueras, desde 1946. ¿Cuántas tertulias e ilusiones plasmaron todos ellos? ¿Cuántos ideales quisieron convertir en realidad? Miquel Alabrús y Joan Guillamet accedieron al periodismo a través de Acción Católica. Con el apoyo del Consejo Comarcal de Jóvenes de Acción Católica, y bajo la presidencia de Alabrús de los Propagandistas de Acción Católica en Figueras, fundaron la revista Ideal, que se publicó como suplemento de la Hoja Parroquial desde 1946 hasta 1954, con unos objetivos versados en el respeto a la tradición y a la dignidad de las personas. Tras la clausura del Ideal, Alabrús fundó El Ampurdanés (1948) desarrollando una intensa actividad periodística hasta mediados de la década de los años cincuenta. Paralelamente, complementó la labor periodística de esos años, con un programa semanal en Radio España en Gerona, con la intención de editar los programas. Aunque sólo pudo publicar el primero, titulado Seminario radiofónico de actualidades de Radio España de Gerona dedicado a la capital del Ampurdán (1953), su ilusión era la de transmitir información a todos los figuerenses que no podían oír la radio por las constantes restricciones eléctricas. Eran días de trabajo intenso por la mañana en FECSA y por la noche en el periódico; días de opinión y palabra, de bocadillos y cigarrillos, de humo y tramontana.
Las dificultades para publicar en plena posguerra no fueron pocas. Alabrús no desistió y alentó junto a su inseparable Guillamet, en 1954, a la segunda generación de periodistas ampurdaneses. Miquel Alabrús y el grupo formado por Xavier Dalfó, Josep Mª Bernils, Ramón Guardiola, Vicenç Burgas, Josep Vallès, Narcís Pijoan, Albert Carreras y Manuel Costa i Pau, entre otros, fundaron la revista Canigó para impulsar la cultura ampurdanesa y a su vez la tradición catalana, a la que no tardaron en adherirse varias parroquias de Figueras. En ese contexto Miquel Alabrús conoció al que fue colaborador externo de la revista, Manuel Brunet, ex seminarista de Vic, colaborador del Observatore Romano y de la revista Destino , que se convirtió en todo un referente para él. Escribió entonces, además de varios artículos periodísticos, su Sucinta vida y vicisitudes del Monasterio Santuario de Nuestra Señora del Roure, con el que obtuvo el premio Certamen Histórico-Literario, convocado por el Instituto de Estudios Ampurdaneses en 1958. En esta obra realizaba una trayectoria histórica del pequeño santuario de origen benedictino, situado entre Pont de Molins y Llers (Alto Ampurdán), y manifestó un devoto marianismo hacia los orígenes de la talla de Nuestra Señora del Roure. Colaboró en rotativos locales de Figueras como Vida Parroquial, Ampurdán y Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos, así como en la Revista A. D. FECSA , de Barcelona .
A lo largo de la década de 1960, las circunstancias de la vida separaron a buena parte de esos jóvenes católicos. Guillamet acabó en Barcelona a raíz de conseguir una plaza en un instituto de Barcelona como catedrático de Lengua y Literatura; otro amigo Felipe Bonilla también, pero como profesor de Física. Con todo, Alabrús encontró un gran apoyo, durante estos años, en la persona del rector de Alfar, Pere Sarola, profesor de Religión de la escuela de Les Franceses de Figueras, hombre de gran personalidad y que le sirvió de inspiración para escribir una novela aún inédita, titulada Olivars d’Algama, donde exponía el difícil papel de un capellán de parroquia durante los primeros años del régimen franquista.
En la década de los setenta Miquel padeció un cáncer de garganta que le dejó casi sin habla y con un enfisema pulmonar. La larga enfermedad le fue apagando lentamente. No solo le hizo sufrir sino que le aisló y le deprimió. Aún pudo en sus últimos años de vida preparar la recopilación de una Bibliografía de Figueres i de l’Empordà, que fue publicada en los Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos. Su mayor consuelo eran la cruz que llevaba siempre en el bolsillo del pantalón, la fe, la familia y las visitas que, después del traslado de Sarola a la parroquia de Massanet de Cabrenys en 1979, le hacía el rector de la Iglesia de Sant Pere, Pere Xutclà, que en una carta dirigida a su viuda, en 1983, le decía de su esposo: “Era una bellísima persona, muy católica, sencilla, inteligente, sacrificada y a veces incomprendida”.
OBRAS.- Sucinta vida y vicisitudes del Monasterio Santuario de Nuestra Sra. del Roure, Annals, 1958; Olivars d’Algama (novela inédita); Bibliografía de Figueres i de l’Empordà, Anals, Institut d’Estudis Empordanesos de Figueras, 1981 (tres reimpresiones hasta 1985)
Rosa Mª ALABRÚS IGLESIAS